En la sala de espera color púrpura comenzaste a percibir ese aroma inexorable a tu pasado. ¿A qué huelen tus recuerdos derribados por un presente paupérrimo y disecado en tu mente? Sólo tú lo sabes, y dices, ¡claro!, a esto sabe el futuro, a un vinagre en el eccema de fracasos. Volteas discretamente para encontrar algo o alguien que no te culpe por lo que hoy eres allí en ese sofá, en esas ropas, lo que eres allí montado en unos zapatos desgastados, extenuados por tus pies que tanto saben de tu indómito carácter. Súbitamente las palabras del “filósofo oscuro” te detonan como dinamita: “el carácter de una persona es su destino”. Enlistas las consecuencias de ser así, y no de otro modo. Disientes, callado taladras tu corazón, te sabes verdugo de tu conciencia. Heráclito se burla de tu endeble interpretación.

La espera púrpura tampoco deseaba ofertarte esa dinámica, únicamente tú entiendes el por qué llegaste allí, como un perro sin amo, sin esperanza, sin fe, sin jauría, enroscas tu soledad. Tal vez la manada de tus creencias fue lo que te orilló a estar en la sala de espera, en los aromas a pasado, en los pensamientos lacerantes, sí, la soledad, la dinámica que tanto buscaste.

Ya pasaron 321 minutos, el reloj de la sala marca las 5:35 horas y lo que hay de ti, es idéntico a la nada de tu mañana. El tiempo pasó y te reprochas no tener datos, no comprar ese plan, no encontrar una red WiFi libre. Sólo te entretienen tus recuerdos baratos antes de llegar con más presencia a la sala de espera púrpura, púrpura trombocitopénica trombótica. Otra vez, te toca pensar en la dinámica de muerte.

A nadie le gusta estar enfermo, y nadie con sana conciencia desea para los otros el malestar, estar enfermo es una agonía, por muy exagerado que esto se lea. Tal suerte es la que se relató en el texto anterior, los expertos ya sabrán de qué va la púrpura trombocitopénica trombótica. Para los demás ya sabrán porqué decimos dinámica.

En diversas reuniones: escolares, laborales, sexuales, académicas, familiares, recreativas, etcétera; se oye decir dinámica de tal o cual situación. El patrón que siguen todas las dinámicas es un movimiento, un poder hacer, una fuerza. Lo cual es entendible desde el origen de nuestro concepto, ya que viene del griego antiguo: δυναμις [dynamis]: fuerza física, vigor, pujanza, capacidad; entre otros significados. De tal modo que la voz: dynamis, se conformó con el sufijo ica, ico; relativo a. Así que la dinámica es lo relativo o concerniente a la capacidad, a la fuerza. Palabras cotidianas como: Dinamita, dinastía, dinamómetro, dinamismo, son derivadas de nuestra palabra en cuestión que tiene tanto poder para integrar grupos o como dicta la física, para estudiar la fuerza de interacción entre los cuerpos y sus efectos.

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